En la Crítica a la razón pura Kant comienza:

No hay duda alguna de que todo nuestro conocimiento comienza con la experiencia. Pues, ¿por dónde iba a despertarse la facultad de conocer, para su ejercicio, como no fuera por medio de objetos que hieren nuestros sentidos y ora provocan por sí mismos representaciones, ora ponen en movimiento nuestra capacidad intelectual para comprobarlos, enlazarlos o separarlos y elaborar así, con la materia bruta de las impresiones sensibles, un conocimiento de los objetos llamado experiencia? Según el tiempo, pues, ningún conocimiento precede en nosotros a la experiencia y todo conocimiento comienza con ella.

En efecto, nuestra capacidad de conocer no puede ponerse en funciones sin objetos que estimulen nuestros sentidos y así proporcionen impresiones, que luego el entendimiento unirá o separará, comparará, discriminará, etc., de todo lo cual resulta ese saber que se llama conocimiento empírico. No hay, pues, ninguna duda de que, en el orden del tiempo, la experiencia es el primer conocimiento que tenemos.

Al párrafo siguiente escribe:

Mas si bien todo nuestro conocimiento comienza con la experiencia, no por eso originase todo él [a partir] de la experiencia. Pues bien podría ser que nuestro conocimiento de experiencia fuera compuesto de lo que recibimos por medio de impresiones y de lo que nuestra propia facultad de conocer proporciona por sí misma.

Las impresiones son el estímulo para que la facultad de conocer se ponga en actividad; pero ésta no se limita a recibir impresiones, sino que aporta un conjunto de formas a priori con las que el sujeto «moldea» al objeto. Por tanto, el conocimiento no se origina en su totalidad de la experiencia, sino que ésta proporciona solamente la «materia»; las «formas», en cambio, provienen del sujeto. Y si esto es así, nuestro análisis tendrá que aplicarse a distinguir dos componentes de la experiencia: el elemento a posteriori, la «materia» como mera multiplicidad de datos empíricos; y el elemento a priori, la «forma», o mejor, las formas, como condiciones de la posibilidad de la experiencia.

Hume confundió estos dos factores de conocimiento. Y confundió a la vez dos problemas muy diferentes: una cuestión empírica, de hecho, a saber, cómo es que en nosotros, y según el orden del tiempo, aparecen los conocimientos; y una cuestión de derecho, la del valor del conocimiento.

Hume tiene razón en la medida en que afirma que la experiencia es el único campo legitimo para el conocimiento humano. Pero para él la experiencias es más un supuesto que un tema de investigación, algo obvio y no un problema, porque, en efecto -y aquí es donde insiste Kant- no fue capaz de preguntarse cómo es posible la experiencia misma, en qué se funda, vale decir, cuáles son las condiciones de posibilidad de la experiencia.

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Notas y referencias.

Crítica a la razón pura (Kant)

Historia de la filosofía moderna (W. Windelband)

Immanuel Kant (O. Hóffe)

Kant. vida y doctrina (E. Cassirer)

Principios de filosofía (Adolfo P. Carpio)

2 comentarios en “Comienzo empírico y fundamento a priori.

  1. La palabra»priori» es usada muy repetidamente en la obra de Kant, pero no logro dilucidar su significado, tal vez me puedan dar una mano con eso.
    Tal vez con una palabra alternativa o sinónim

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