Introducción.

Ludwig Wittgenstein nació en Viena en 1889. Sus intereses intelectuales se centraron en los fundamentos de las matemáticas y en la lógica moderna (los famosos Principia mathematica, obra fundamental de la lógica matemática , de Russel y Whitehead, habían aparecido en 1910-13). Es bastante usual catalogarlo como miembro del «circulo del Viena»; pero en  realidad no es posible considerarlo como empirista lógico; pese a que ejerció influencia sobre ese grupo y por haber tenido estrecho contacto con los miembros de dicha escuela. Mas bien, cabe ver en él un «racionalista», pues su proceder, lejos de apoyarse en la experiencia, es rigurosamente apriorístico (especialmente en el Tractatus). Fallece en Cambridge en 1953.

Se distinguen dos momentos en el desarrollo de su pensamiento. El primero corresponde al Tractactus Lógico-Philosophicus, de 1921, única obra que publicó en vida. La segunda etapa está representada por las Investigaciones filosóficas, aparecidas como obra póstuma, en 1953.

A Wittgenstein se le considera muchas veces, sobre todo en el ámbito anglosajón, como gran filósofo, o aun como el mayor del siglo XX. Su importancia reside, en todo caso, en sus aportaciones a cierta filosofía del lenguaje y a la lógica llamada «moderna» – que en el fondo es sólo una vertiente de las matemáticas (y por eso se llama a veces «lógica matemática»), del puro calculo o computación- no de la lógica como pensar reflexivo.

el tractatus

El Tractatus.

Esta obra está escrita en un estilo oracular y dogmático, elíptico, lapidario y críptico. Su contenido es caprichoso; por ejemplo, se afirma sin más que «la Lógica llena el mundo». Pese a llamarse «lógico», las afirmaciones del Tratado se suceden sin nexos que las fundamente.

La metafísica: los hechos atómicos.

El Tractatus parte de una serie de afirmaciones a modo de staccatos en las que se ha querido ver una metafísica: «El mundo es todo lo que es del caso», «El mundo es la totalidad de los hechos, no de las cosas», «El mundo está determinado por los hechos y por ello son todos los hechos», «Pues la totalidad de los hechos determina qué es del caso y también qué no es del caso».

En estas contundentes fórmulas Wittgenstein sostiene que el mundo en su totalidad no es sino el conjunto de todo «lo que es del caso» -oscura frase que el cursor ulterior del Tractatus permite inferir que se trata del mundo empírico, que engloba todos los hechos, todo lo que se da y sólo ello, totalidad que determina «lo que es del caso» y lo que no le es. Desde este punto de vista, el enfoque de Wittgenstein parece rigurosamente empirista.

Los «hechos» (Tatsachen) de los cuales el mundo se compone o en los que se divide, están constituidos por los Sachverhalten o»hechos atómicos» por los cuales hay que entender los hechos más simples de todos, independientes de todos los demás, desconectados de ellos; son indescomponibles e incapaces de ser reducidos a otros hechos, «no analizables como función de otros hechos». Simplemente constituyen «sólo un enlace de objetos», cosas o entidades. Por consiguiente, a pesar de su simplicidad, ello no impide que los hechos atómicos sean complejos, pues están compuestos de objetos, los cuales ya no son independientes sino siempre forman porte de un Sachverhalt.

No deja de ser curioso que este pensador  -a quien se le considera «empirista», por mas «lógico» que se lo adjetive – no dé ejemplos de hechos atómicos o «explique en qué clase hechos pensaba». Al respecto los comentaristas se limitan a señalar esta circunstancia, o no nos brindan sino conjeturas o bien eluden la cuestión con pseudoejemplos más o menos triviales.

Notas y referencias.

An Introdution to Wittgenstein’s Tractatus (G.E.M Anscombe)

Wittgenstein (A. Kenny)

Introducción a la filosofía (Adolfo. P. Carpio)

Un comentario en “Ludwing Wittgenstein: El Tractatus.

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